miércoles, 27 de abril de 2011

MALVINAS: QUO VADIS


Luis DALLANEGRA PEDRAZA
Introducción

La disputa por las Malvinas tiene un largo historial de demandas por parte de Argentina, sin ningún logro, especialmente en lo que hace a que se trate el tema de la soberanía.
En junio de 74 se estuvo cerca de un principio de solución, cuando el Embajador ingles en Buenos Aires comunicó a la Cancillería Argentina la disposición de qued su gobierno  aceptaba, en forma oficial y preliminar, iniciar conversaciones en Buenos Aires orientadas a compartir la soberanía en términos de que: ambas banderas flamearan juntas, que se adoptaran los idiomas español e inglés como idiomas oficiales, que se aceptara la doble nacionalidad para los isleños, y que el gobernador fuese designado alternativamente por la Reina y el Presidente de Argentina, opción que el presidente Perón estaba dispuesto a aceptar.
La muerte de Perón y el informe Grifith generado por un equipo de investigadores de la Universidad de Birmingham titulado “Geology of the Region around the Falkland Islands” preparado por el Departamento de Ciencias Geológicas de esa Universidad y presentado en marzo de 1975 que revelaba la existencia de cuencas petrolíferas en el área Malvinas, provocó un cambio de actitud por parte del gobierno argentino. La Misión económica gubernamental encabezada por Lord Shackleton en el Atlántico Sur en 1976 que encontró petróleo y minerales en la zona adyacente a las islas, confirmó las aspiraciones de Gran Bretaña y la respuesta débil de la Argentina.
Hacia fines de los '70s fue conocida, a través de publicaciones europeas sobre seguridad, la aspiración de los miembros de la OTAN de expandirse más allá del territorio establecido en el tratado constitutivo. De por sí, la OTAN apoyó la salida de tropas y equipo militar británico fuera del área del tratado y la respaldó, incluso militarmente. No obstante ello, la expansión en términos mundiales se alcanzó al cumplir los 50 años esta organización en 1999.
Esto se debió a la reorientación de la expansión colonial de las grandes potencias desde los territorios continentales hacia los insulares, lo que le dio mayor valor a las Islas Malvinas, Isla de Pascua, Tristán da Cuña, Ascensión, Santa Helena, Diego García, etc.
La guerra de las Malvinas de 1982 dejó como enseñanza, porque pareciera que en el país no se supiera desde antes, que además de ser su ex madre patria, es Gran Bretaña el aliado de EUA en la OTAN, y en todo tema estratégico como Antártida o Malvinas; por lo que difícilmente apoye aspiraciones como la de la recuperación soberana por parte de Argentina.
Esto debe hacer repensar las estrategias y la diplomacia a la élite pensante y dirigente de la Argentina.
No es EUA ni los países europeos, incluyendo a España, aunque tiene su conflicto con Gran Bretaña en el Peñón de Gibraltar, los que apoyarán a Argentina en sus aspiraciones, sino aquellos Estados que han tenido problemas similares y lo han resuelto de alguna manera.
Hay dos modelos vigentes en lo que hace a la recuperación territorial. Uno es el caso de la región de Goa quitada a Portugal por la fuerza, por parte de India. En este caso Portugal era una potencia colonial en decadencia, a la vez que Argentina ya probó en 1982 esta alternativa con resultados negativos. El otro modelo es el de China recuperando Hong Kong de manos británicas a través de la negociación.
Tal vez sea China el país al que haya que mirar y del que haya que aprender en el futuro para negociar la soberanía de las islas.
Un informe de prensa publicado el 17-10-2007 en el diario británico The Guardian, señala que el Reino Unido planea reclamar la soberanía de una parte de la plataforma continental antártica donde, bajo las aguas, existen depósitos de minerales valiosos, además de gas y petróleo. Según el diario, que cita a una fuente de la cancillería, el gobierno británico está compilando información y datos para obtener el derecho de explotar un área de aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados.
En septiembre de este año, el Reino Unido presentó un pedido ante la ONU para ampliar el área de dominio británico sobre la plataforma continental de las Islas Malvinas y de la Isla de Ascensión, también en el Atlántico Sur, entre otras islas. De ser aprobada esa propuesta por la Convención sobre el Derecho del Mar de la ONU, los territorios británicos pasarían de 200 a 350 millas alrededor del archipiélago, en áreas que contienen petróleo, gas y minerales. Esto se debe a que en el 2009 todos los países deberán presentar ante la ONU estudios para ampliar sus plataformas continentales.
Frente a las nuevas tendencias británicas de extensión de la zona económica alrededor de Malvinas y de reclamo sobre Antártida por la riqueza en minerales, petróleo y gas, el país, su élite pensante y dirigente, no puede seguir llevando a cabo un juego diplomático imaginario. No se trata de igualdad soberana ante los organismos internacionales, sino de poder; y poder no es sinónimo de armarse para ser más fuerte y de guerra, como muchos erróneamente consideran, sino de saber escoger alianzas para poder negociar desde una posición mejor.
La diplomacia es un “quid-pro-quo” constante: “tanto te doy, tanto me das”. Esto sólo es posible negociando en paridad de condiciones o celebrando “alianzas maximizadoras” que permitan tratar con Gran Bretaña, sino en el corto o el mediano, en el largo plazo, desde una posición más fuerte.
Argentina debe aliarse para fortalecer su capacidad de negociación y “crear” poder, con aquellos que la apoyen en sus iniciativas y no los que le generen más costos que beneficios en sus exigencias. Ni EUA ni el Reino Unido han servido para que Argentina pudiera lograr sus objetivos. En un mundo global, Argentina debe tener relaciones globales y con los países que ayudan al logro de sus intereses. China puede ser uno de ellos con la experiencia Hong Kong.


Publicado en Semanario Parlamentario, Edición Nº 909, Congreso de la Nación Argentina, Noviembre del 2007, http://parlamentario.com/articulo-1842.html.

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